Cuando hablamos de la repercusión de la tecnología en una empresa, normalmente nos centramos en lo relativo a las distintas plataformas e infraestructuras: los servicios locales o externos, la cloud, los centros de datos, las redes o el perímetro. Y es muy probable que usted mismo se fije en el valor y la eficacia de la optimización de costes, la agilidad, el tiempo de comercialización, la seguridad, el cumplimiento normativo, el control o la posibilidad de elección. No obstante, este enfoque pasa por alto lo que realmente impulsa las decisiones comerciales de hoy en día. Algo que, hasta hace algunos años, no preocupaba en absoluto al personal ajeno al departamento de TI: las aplicaciones.
Todo cambió cuando nuestra figura, la del «consumidor», tuvo acceso por primera vez a un iPhone y al App Store. Con la aparición de tiendas de aplicaciones para cualquier sistema operativo en los últimos años, las empresas se han dado cuenta de su verdadera importancia. Pero no todas las aplicaciones son iguales, y el valor de cada una yace en su importancia para la empresa.
Entonces, ¿qué es lo verdaderamente fundamental, lo esencial a nivel empresarial y lo importante para los clientes? La prioridad que se otorga a las aplicaciones es, precisamente, lo que permite tomar decisiones informadas en el ámbito de las TI. Esto es así tanto para las aplicaciones esenciales que deben garantizar una total seguridad sin comprometer el rendimiento como para los servicios orientados al consumidor que necesitan la escalabilidad para gestionar grandes picos de uso sin consumir constantemente cantidades importantes de recursos, como ocurre con los productos de comercio móvil de los minoristas. El tipo de aplicación también es un factor importante: si toda su actividad empresarial se ha basado en una aplicación personalizada desde hace años (como una herramienta automatizada de precios en el caso de una empresa de logística), no le será posible migrar a la cloud sin más. Siendo tan esencial el acceso a los datos, es posible se decida conservarlos en un entorno ya existente por el momento.
Estos son los factores que pueden influir a la hora de elegir la plataforma más adecuada. El desafío es que cada aplicación exige el uso de un sistema operativo y una plataforma diferentes y en que, hasta la fecha, ninguna plataforma ha sido capaz de ofrecer todas las ventajas posibles sin tener un coste prohibitivo. Por ello, muchas empresas acaban teniendo una multitud de infraestructuras y plataformas alojadas en todo tipo de ubicaciones y con un entorno de aplicaciones complejo. Lamentablemente, resulta complicado transferir estas aplicaciones a plataformas y clouds distintas en las que estarían mejor ubicadas y donde podrían aprovecharse más. Los participantes en una encuesta realizada recientemente por VMware destacaron los desafíos más significativos de esta situación y confirmaron que la integración de sistemas heredados (57%) y el entendimiento de las nuevas tecnologías (54%) son dos de los mayores obstáculos que las empresas necesitan superar para obtener el mejor rendimiento de esta combinación de infraestructuras. ¿Existe alguna forma más fácil de enfrentarse a este panorama tan complejo?
Experiencia superior en distintas plataformas
Contar con una estrategia clara y tener un enfoque bien definido es vital en este punto. Pensemos, por ejemplo, en un banco minorista. Lo más probable es que tenga varias sucursales físicas, aplicaciones móviles y servicios de banca en línea. Es decir, su infraestructura combina mayoritariamente la cloud local con la cloud privada. Dada la especial importancia de la seguridad, el control y el cumplimiento normativo en este caso, además de la naturaleza poco manejable de estos sistemas, normalmente será más sencillo decantarse por enfoques fiables que ya se han probado. No obstante, con la aparición de nuevos competidores y los innovadores nativos digitales, que utilizan proveedores de clouds públicas y que no tienen el bagaje de los sistemas heredados, las empresas consolidadas tienen que encontrar la manera de responder lo más rápido posible. Algunos bancos, como Capital One o el Banco Mundial, están implementando sistemas de informática de cloud pública con la intención de desarrollarlos y probarlos. Así, a la vez que experimentan utilizando aplicaciones que no recurren a datos heredados, disfrutan de todas las ventajas de la flexibilidad, la escalabilidad y la agilidad sin tener que hacer una inversión significativa.
Por ejemplo, hacer un seguimiento del uso de la tecnología blockchain para optimizar las cartas de crédito conlleva el uso de un número importante de recursos. Al tratarse de un proyecto piloto, sin embargo, es poco probable que el banco se comprometa a invertir en un entorno íntegro de cloud privada. Por otro lado, la implementación de una cloud pública parece una opción más atractiva porque facilita la infraestructura necesaria, permite ejecutar el proyecto piloto y, si acaba siendo un éxito, se puede tomar la decisión de trasladar la aplicación a un entorno de cloud privada. Con esto, el banco ha podido desarrollar, implementar y probar rápidamente un sistema concreto, y los resultados obtenidos facilitarán el tomar una decisión y, posiblemente, lanzar un nuevo producto al mercado. Si el proyecto no da sus frutos, al menos no se habrá perdido la inversión en recursos permanentes.
La banca abierta es un buen ejemplo de oportunidad para buscar una estrategia y un enfoque claramente definidos. Basadas en la buena acogida de iniciativas de banca abierta en el Reino Unido y por la directiva de la UE sobre servicios de pago (PSD2), cada vez son más las instituciones financieras que están concediendo acceso mediante API a desarrolladores externos con el fin de crear aplicaciones y servicios que los usuarios (consumidores o empresas) pueden utilizar para gestionar las cuentas que tienen con varios proveedores a la vez. El objetivo es garantizar al cliente una mayor transparencia y flexibilidad y, en definitiva, mejorar su experiencia. Para los bancos y otros proveedores de servicios financieros supone disponer de una infraestructura a través de la cual compartir datos importantes de forma segura. Una vez más, la combinación de entornos de cloud pública y privada es capaz de respaldar el desarrollo de aplicaciones de terceros y evita exponer datos básicos o servicios esenciales a riesgos de seguridad o al incumplimiento normativo.
Gestión del talento y eliminación de silos
¿Y qué implica todo esto para los equipos de tecnología del banco? De entrada, aquí se plantea la posibilidad de recurrir a equipos con distintos conocimientos o, lo más habitual, equipos individuales enfocados a plataformas independientes. Por ejemplo, la cloud pública en cuestión puede ser de AWS, que requiere un tipo de conocimientos diferentes de los necesarios para trabajar con una cloud privada y que, a su vez, pueden carecer de relevancia para el equipo encargado de gestionar la infraestructura heredada. Durante mucho tiempo, el ámbito de las TI ha estado plagado de silos de equipos trabajando en tecnología individual y propiedad reservada. Si no se controla, este problema puede agravarse aún más por las exigencias de infraestructuras multiplataforma. El motivo de disponer de un entorno multicloud, de ser capaces de trasladar aplicaciones de forma segura de un entorno a otro en función de los requisitos de un momento concreto, se complica muchísimo si estos equipos aislados luchan por trabajar juntos.
Y las necesidades cada vez van a ser mayores. A medida que más y más empresas aceleran el proceso de transformación digital, se enfrentan al desafío de reutilizar vastos entornos de aplicaciones a fin de satisfacer los requisitos digitales sin ver comprometida la seguridad. Muchas ya están aprovechando estos entornos multicloud para permitir esta transformación. El 80 % de los participantes en la encuesta anterior mencionó que una de las ventajas de los entornos multicloud era la mejora de la innovación. Y tiene sentido: ser capaz de obtener lo mejor de varios tipos de entornos es exactamente lo que la mayoría de empresas necesita para acceder a las oportunidades de la digitalización.
Cuál debe ser el objetivo
Para que la implementación de un sistema multicloud funcione, las empresas tienen que entender sus necesidades fundamentales y contar con una infraestructura de cloud híbrida con la que ejecutar y gestionar dichas necesidades en todos los entornos y dispositivos. Los entornos utilizados son, al fin y al cabo, el soporte o el medio de las aplicaciones; nunca el objetivo en sí mismo.
No obstante, la evolución debe ser constante. A medida que las empresas continúan con la transformación digital, necesitan seguir revisando y reformando su entorno de aplicaciones. Se trata de un proceso continuo en el que se debe elegir qué aplicaciones son redundantes, cuáles deben adaptarse, cuáles pueden transformarse totalmente en aplicaciones nativas de cloud y cuáles deben permanecer en entornos tradicionales un poco más de tiempo. Y, a la vez, deben gestionarse y trasladarse las cargas de trabajo según sea necesario. Al seguir este enfoque y trabajar con partners que cuentan con la experiencia y habilidades necesarias para facilitar una infraestructura capaz de ejecutar de forma eficiente distintas plataformas, las empresas pueden poner a la cabeza de sus prioridades la inclusión eficaz de aplicaciones en numerosos entornos con el fin de impulsar sus propios objetivos digitales.
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