En las reuniones de los consejos de administración puede resultar difícil plantear el tema de las redes. En cierta medida, las redes son víctimas de su propio éxito: si funcionan correctamente no suelen ser de interés para nadie, simplemente funcionan de forma transparente. Sin embargo, en el contexto de las aplicaciones modernas esenciales, las redes son fundamentales. Estas aplicaciones y los microservicios que las apoyan son cada vez más diversos y necesitan más datos. Las redes se están convirtiendo en una parte integral de esas aplicaciones, actuando como un conducto en forma de malla que lo interconecta todo y proporciona experiencias digitales a los usuarios finales.
A medida que los empleados pasan a ser trabajadores geográficamente más dispersos y dependemos más de las aplicaciones modernas, las nubes y los nuevos dispositivos, las organizaciones deben reconocer la evolución de las funciones de una red moderna y transformada en la consecución de operaciones de TI empresariales modernas y de la satisfacción de los usuarios finales.
La red en el contexto de las aplicaciones modernas y los datos que funcionan para las empresas
Las aplicaciones y sus usuarios requieren cada vez más datos. Sin embargo, tanto la naturaleza de los datos como dónde residen han cambiado. En la actualidad, los datos son mucho más dispares y están distribuidos por los centros de datos, el perímetro y los terminales. Además, los datos siguen aumentando y de manera rápida. En 2024 habrá más de 750 000 aplicaciones: seis veces más en solo diez años.
La propia naturaleza de las aplicaciones también está en continuo cambio. Las aplicaciones tradicionales eran fragmentos de código monolíticos que solían residir en un único servidor. En esa realidad, la función principal de la red consistía en proporcionar conectividad punto a punto. Sin embargo, las aplicaciones nativas de nube modernas son muy diferentes: están formadas por varios módulos pequeños e independientes conocidos como microservicios, que pueden residir en cualquier lugar y comunicarse entre sí a través de la red para formar la aplicación. En consecuencia, la red es, de hecho, una parte de la propia aplicación moderna, con lo que se crea un caso de uso de la red totalmente nuevo.
El deseo de los usuarios finales de disponer de aplicaciones con muchas funciones también impulsa los cambios y obliga a los desarrolladores a crearlas a un ritmo cada vez mayor. Todo ello requiere nuevas redes tipo malla que se adapten automáticamente y sin problemas a cualquier lugar en el que residan los datos y las aplicaciones. La mayoría de las infraestructuras de red tradicionales no son adecuadas para este fin. Las organizaciones necesitan una red moderna autónoma, adaptable y ágil que satisfaga las necesidades de las empresas modernas.
La red en el contexto de la pérdida de definición del perímetro
La seguridad y la red siempre han ido juntas. Sin embargo, esta convergencia se ha acelerado todavía más a medida que las amenazas y las exigencias de las redes han aumentado. En consecuencia, la pérdida de definición del perímetro, es decir, de los límites entre la red de una organización y el mundo exterior, se está generalizando para adaptarse a las aplicaciones nativas de nube modernas, SaaS, el teletrabajo, etc.
No obstante, la pérdida de definición del perímetro conlleva grandes desafíos. El primer desafío es la complejidad. Cuando las organizaciones implementan aplicaciones modernas que, con frecuencia, abarcan entornos en las instalaciones, la nube y el perímetro, a los equipos de TI les resulta muy difícil gestionar carteras de aplicaciones y servicios con cierta coherencia. El segundo desafío es una mayor superficie de ataque. Al aumentar las intra- e intercomunicaciones por red de las aplicaciones distribuidas se generan más oportunidades potenciales de vulneraciones.
Proporcionar mayor seguridad a través de la red en lugar de innumerables soluciones puntuales independientes permite un enfoque universal de confianza cero de la seguridad, con la inteligencia, capacidad de automatización y agilidad adicionales que proporciona. Se trata de un atributo esencial de una red moderna.
Factores clave del éxito de una red moderna
Una red moderna es una transformación virtual y definida por software de la red física tradicional que utiliza toda la infraestructura que haya disponible. Ofrece conectividad universal y coherente. Además, proporciona una seguridad intrínseca de las aplicaciones modernas y tradicionales que satisface las exigencias de los usuarios con rapidez mediante la automatización de las políticas de red y seguridad.
Una red moderna se compone de lo siguiente:
- Servicios de conectividad de aplicaciones modernas
Una red moderna utiliza funciones como una red de servicios para que las aplicaciones puedan comunicarse internamente y unas con otras. También utiliza modelos de seguridad, como Secure Access Service Edge (SASE), para dotar a las redes de agilidad a la hora de adaptarse en tiempo real a los cambios en las necesidades empresariales.
- Virtualización de red multicloud
Una red moderna debe ser autónoma y poder recuperarse automáticamente, utilizando la inteligencia artificial y el aprendizaje automático para reconfigurar las políticas de red y seguridad periódicamente. También en este caso es donde entra en juego SASE para dirigir los paquetes de tráfico, uno por uno, por muchas nubes y ubicaciones a fin de lograr la mejor experiencia de usuario.
- Independencia respecto a la infraestructura de red física
La red definida por software proporciona agilidad, pero la infraestructura de red física subyacente sigue desempeñando un papel esencial. Actúa como plataforma multiusos genérica controlada por la red virtual superpuesta y se puede reconfigurar y volver a enrutar para satisfacer los requisitos empresariales en función de las necesidades.
Dominio de una red moderna para lograr el éxito empresarial
La experiencia de cliente está directamente relacionada con el éxito de la empresa y se nutre de las aplicaciones modernas y los datos que fluyen entre ellas. En última instancia, una red moderna se diseña para satisfacer al máximo las necesidades del usuario final, ya sea este el empleado o el cliente. No solo permite mejorar la coordinación con los resultados de la empresa, sino que también proporciona una base digital indispensable y adaptable para el nuevo mundo en el que se da prioridad a lo digital.