Vulneraciones de privacidad, prejuicios inconscientes, manipulación de elecciones, brecha digital… El sector tecnológico ha cometido algunos errores en los últimos años, lo que ha llevado al Financial Times a catalogar el 2018 como el año de la reacción contra el exceso digital o «techlash».
A simple vista, las cosas no han cambiado mucho desde entonces. Apenas trascurrida la primera semana de 2020, Facebook se negó a verificar la propaganda política y a limitar la manera de utilizarla. Si nos remontamos a 2019, un programa de inteligencia artificial engañó a un director ejecutivo para que transfiriera de forma fraudulenta más de 250 000 dólares a una cuenta bancaria a nombre de unos delincuentes. Según un estudio publicado en diciembre, los programas de reconocimiento facial son sistemáticamente mucho menos precisos identificando personas con rasgos afroamericanos y asiáticos que reconociendo rasgos caucásicos.
Pese a ello, en el sector tecnológico hay quien, en boca de la estratega de inclusión global Debra Ruh, «mira más allá de los beneficios económicos». Desde su punto de vista, «la tecnología es un potente ecualizador para la población». Sin embargo, si el diseño de la tecnología y la comunicación no es accesible ni inclusivo, la brecha digital crece y la sociedad pierde».
Como directora ejecutiva de una asesoría que ayuda a las multinacionales a ser más inclusivas, Ruh se centra en eliminar las barreras de las comunidades que tradicionalmente carecían de derechos, como las personas con discapacidad. Sus ideas, no obstante, pueden aplicarse a cualquier ámbito de la sociedad, y se hacen eco de las palabras de Pat Gelsinger, director ejecutivo de VMware, quien en su día dijo: «Creo que tenemos la oportunidad de impulsar un efecto positivo a gran escala a lo largo de la próxima década, como individuos y como miembros de una comunidad global en la que trabajamos codo con codo».
Tanto Gelsinger como Ruh hacen referencia al concepto «tecnología por una buena causa». Esta idea consiste en que la tecnología, como dice Xavier Gómez (cofundador y director de operaciones de la empresa de aprendizaje automático INVYO), «puede rediseñar la sociedad por el bien de todos. Empresas como VMware dan prioridad a la repercusión social y medioambiental de sus actos, dando un ejemplo mundial de cómo debería ser nuestro futuro».
Esta idea no es solo un titular llamativo. Según la Dra. Sally Eaves, profesora de tecnología avanzada y consultora estratégica sobre la transformación digital, «fomentar la tecnología por una buena causa es una necesidad fundamental a nivel global que debe arraigarse profundamente en el diseño de los valores, la cultura y la tecnología. VMware sigue demostrando su liderazgo en este tema al haber logrado reducir a cero la huella de carbono y, en consecuencia, haber diseñado una plantilla de medidas sostenibles y escalables».
Entonces, ¿cómo lo conseguimos? En primer lugar, es necesario entender que la tecnología mantiene una posición intrínsecamente neutral y que «lo que marca la diferencia es la forma en que se aplica», dice Danielle Guzman. «Si hoy observamos el alcance de la tecnología, desde la inteligencia artificial (IA) hasta la automatización, encontramos muchísimo potencial para obrar bien».
Es importante comprender las posibles repercusiones del uso de la tecnología sin control. La aparición de la IA, el aprendizaje automático y la automatización trae consigo importantes desafíos éticos, así como una posible mejora. «Las funciones de la IA son sumamente avanzadas. Esta tecnología tiene el potencial de ser una herramienta positiva y progresiva que puede facilitar la creación de un futuro próspero y sostenible», explica Ronald van Loon, experto en ciencia de los datos. «No obstante, la ética y la IA responsable deben continuar siendo los pilares de la evolución tecnológica en la actualidad y, sobre todo, en el futuro. Es nuestro deber como empresas, proveedores de tecnología, expertos en la materia, científicos de los datos y directivos colaborar para lograr este objetivo integrador y actuar como defensores del papel de la ética y la IA responsable a la hora de crear un mundo más sostenible. El compromiso de VMware de reducir los requisitos medioambientales de su tecnología de cadena de bloques es un claro ejemplo de que lo han llevado a la práctica».
Esto implica un esfuerzo consciente por parte de todos los involucrados, sean individuos, naciones o empresas, por actuar con responsabilidad en lo que respecta al uso de la tecnología por una buena causa. Según la Dra. Eaves, «hay que adaptarse al contexto, por lo que el uso de una tecnología concreta por una buena causa debe personalizarse en función del individuo y la organización, por mucho que afecte a todas las partes interesadas en su evolución».
El consultor sobre transformación digital Antonio Grasso cree firmemente en este valor: «Vivimos en una época fascinante en la que la tecnología nos está convirtiendo en mejores seres humanos, en personas más concienciadas y responsables. La tecnología fomenta este progreso y potencia nuestra capacidad de construir el futuro mediante la innovación. Ahora es nuestro deber cambiar para que esta innovación sea sostenible».
Según Joe Baguley, vicepresidente y director de tecnología de VMware en EMEA, esto se traduce en un autocontrol. En un artículo sobre economía de los datos, Baguley afirma que «ya no se puede valorar el éxito de una empresa basándose solo en el crecimiento y la rentabilidad de esta. También se debe calcular y controlar el efecto que tiene en la sociedad y el medioambiente. El sector tecnológico debe rendir cuentas, lo que significa que las empresas de tecnología inteligente tienen que empezar a ejercer un buen control y poner todo su entorno en orden».
También es necesario que el sector, según explica Baguley, «piense, actúe y conecte de forma diferente». Si lo hace, los resultados podrían ser majestuosos. Como dice Spiros Margaris, inversor de capital de riesgo y fundador de Margaris Ventures, «debemos esforzarnos al máximo por impulsar la innovación tecnológica sin olvidar el concepto “tecnología por una buena causa”. Todos queremos que la tecnología procure a la humanidad un futuro mejor».