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Requisitos empresariales, datos, aplicaciones y, a continuación, la plataforma: un plan para triunfar en la cloud

Joe Baguley, vicepresidente y director de tecnología de EMEA en VMware

Las vidas de las personas de todo el mundo han cambiado. Actualmente, casi todo lo que hacemos depende de la conectividad digital y las aplicaciones. Y el ritmo de estos cambios no va a decaer ahora que las personas (y, por extensión, las empresas) hemos descubierto las posibilidades que hay a nuestro alcance. Quienes crean que pueden reducir la marcha saldrán perdiendo.

La nube, en todas sus manifestaciones, es el motor que impulsa esta trayectoria y que, en última instancia, favorece el éxito y la rapidez en el desarrollo y la distribución de aplicaciones.

Sin embargo, en contra de toda evidencia, solo un 33 % de las empresas de la Unión Europea aprovechan las ventajas de la nube[1]. Algo parecido ocurre en Sudáfrica, donde solo el 22 % de las empresas utilizan servicios de nube[2]. En cuanto a Oriente Medio, se calcula que el uso de la nube lleva un retraso de unos cinco años con respecto a EE. UU.[3] Simultáneamente, la adopción de la nube no va a dejar de aumentar. De hecho, una empresa de analistas predice un crecimiento de casi el 20 % en 2021[4].

En resumen: la nube viene para quedarse, independientemente de que algunas empresas la adopten o no. Aquellas que no deseen rezagarse deben trazar ya un plan de éxito adaptado a la nube. Pero ¿cómo es un plan de este tipo?

Para responder a esa pregunta, hace poco participamos en una mesa redonda organizada para sopesar tanto las oportunidades que brinda la nube como los motivos por los que muchas organizaciones no han realizado aún la transición. Me acompañaron Gavin Jolliffe de Xtravirt, Louise Ostrom de Accenture VMware Business Group, Salvatore Cassara de SGB-SMIT (un fabricante alemán de transformadores eléctricos) y Sylvain Rouri de OVHcloud. También contamos con aportaciones y reflexiones de otros partners y clientes, como se aprecia en el vídeo siguiente.

Los datos mandan

Para comprender el crecimiento exponencial de la economía digital, primero hay que tener en cuenta el factor que lo impulsa: los datos. Con cada clic, con cada momento digital del que disfrutamos, generamos datos. Ese caudal de información posee un valor enorme, pero, para darle sentido, hacen falta tecnologías potentes, como macrodatos, aprendizaje automático e inteligencia artificial. Es más, todos esos elementos deben cumplir su función según las necesidades.

La única forma de conseguir la potencia informática necesaria para transformar los datos en inteligencia e información es mediante entornos de nube. Además, desde un punto de vista básico, las decisiones relativas al tipo de nubes que emplean las empresas están vinculadas de manera indisoluble a los tipos de datos que poseen o utilizan. «En mi opinión, una de las mayores tareas a las que se enfrentan las empresas dispuestas a migrar a la nube consiste en identificar de forma clara los diversos tipos de datos que manejan y su finalidad», especula Rouri.

Mi compañero Hervé Renault hizo hincapié en esa consideración y resaltó la residencia, la conectividad y la accesibilidad como puntos clave para las organizaciones que pretenden sacar el máximo partido a sus datos mediante la nube.

Ventajas de las aplicaciones: disponibilidad, agilidad y accesibilidad

¿Y qué convierte esos datos en activos tangibles? Las aplicaciones, que son la clave de la ventaja competitiva de las organizaciones. «Hoy en día, todo gira en torno a la rapidez: hay que iniciar la comercialización y captar mercado lo más rápido posible», expone Louise.

Las aplicaciones deben estar disponibles en el momento justo, en el lugar adecuado y en los dispositivos correctos, además de ser completamente seguras y de fácil acceso. Eso supone implementarlas en nubes que proporcionen el entorno idóneo para sus requisitos, pero manteniendo la capacidad de trasladarlas si varían las circunstancias. ¿Es posible lograrlo de forma interna con los equipos de desarrollo existentes? La respuesta breve es que no o, tal como explica Louise, «las herramientas y los servicios que facilitan las nubes no se encuentran ni se crean sin ayuda».

Desafíos de la nube

En vista de tantas ventajas, ¿por qué postergan la transición a la nube algunas empresas?

Según otro de los participantes, guarda relación con las personas y los procesos. Salvatore subrayó que a menudo las empresas retrasan la migración «porque, probablemente, su estructura de equipos no reúne los requisitos apropiados al no haberse desarrollado lo suficiente como para aportar los conocimientos y las actitudes que exige la nube».

Sin las personas ni los procesos adecuados, la migración no elimina los problemas subyacentes, tan solo los traslada a la nube. «Pasar el problema de una plataforma a otra no es la solución», añadió Gavin.

Además, está la cuestión de que la mayoría de las empresas no conocen una sola plataforma que cubra todas las necesidades. El término «nube» abarca de todo: desde aplicaciones que se ejecutan de forma local hasta nubes privadas, públicas y perimetrales. Las empresas necesitan una combinación de esos elementos para satisfacer sus requisitos. Tal abundancia conlleva incoherencias, omisiones y complicaciones, que pueden perjudicar tanto el rendimiento de las aplicaciones como la experiencia digital que se ofrece. Como apunta Vivek Parath, de Huco, una de las preguntas clave que se plantean muchas organizaciones es «¿cómo trasladamos nuestras aplicaciones a cualquier nube de forma instantánea y sin interrupciones?».

Entonces, ¿existe algún modo de superar la inquietud por disponer de procesos y conocimientos adecuados, así como los desafíos que impone la complejidad?

Sí. Todo es posible con una única plataforma optimizada para todas las aplicaciones, que se puede utilizar en todas las nubes (desde privadas hasta hiperescalables) y ofrece operaciones e infraestructuras uniformes. De esta forma, se reducen la complejidad, los riesgos y el coste total de propiedad. Las empresas necesitan un proceso de migración a la nube que sea rápido y sencillo, además de flexibilidad para elegir cualquier nube. Las organizaciones deben escoger la nube óptima en función de los requisitos de cada aplicación y tener libertad para utilizar las funciones de modernización de aplicaciones y los servicios de nube más eficaces. También deben contar con la opción de escalonar la migración a la nube como estimen conveniente, en lugar de tener que asumirla entera de golpe.

Matices a la hora de elegir la nube

Así pues, ¿en qué punto estamos? En el que las empresas se equivocan si creen que todo es blanco o negro. El debate acerca de la conveniencia de utilizar la nube no debe girar en torno a la informática de nube sino a las propias empresas, con especial atención a las aplicaciones y los datos. ¿Qué aplicaciones nos van a hacer falta en el futuro? ¿Qué datos nos van a hacer falta en el futuro? ¿Dónde tienen que estar esos datos? ¿Dónde se tienen que procesar? ¿Dónde se tienen que leer los resultados? Al trazar el plan para las aplicaciones, salen a la luz los requisitos en cuanto al emplazamiento de los entornos y la infraestructura. Ese proceso puede ser y, de hecho, suele serlo en la mayoría de las ocasiones, el último empujón para migrar a la nube. Además, llegado ese momento, resulta más fácil escoger la nube y los servicios de nube idóneos para la actividad que se persigue.


[1] Europa [2] IT Web [3] Gartner [4] Gartner